jueves, 8 de noviembre de 2012

No te voy a mentir

La verdad es que tengo varios blogs y no uso ninguno, soy algo así como una capitalista blogger.
¿ A qué venía esto? Ah si, resulta que estaba paseando por unos de mis blogs e inconcientemente cuando quise entrar por gmail puse la dirección y contraseña de este blog, cuando entré me sorprendí, tal vez el destino quiso que nos volvamos a reecontrar después de un largo tiempo además de que no dormí casi nada y no entiendo nada, (eso también pudo haber sido una de las otras razones).

"Si lo que quieres es vivir cien años, deja pasar la tentación". Eso que dice Joaquín Sabina, digamos que me quedó en la cabeza hace una semana cuando me puse a escuchar temas de él. ¿Y viste cuando una frase se te queda pululando por la mente y en distitos momentos del día te avasalla? Bueno, me pasó eso.

Interesante es, al decir verdad, esto que dice Sabina. Dejar pasar la tentación para poder vivir mejor, no tener problemas, eso conlleva a que uno no se haga mala sangre, no sufra, se sienta mal y no cargue con eso en la salud (¿todo es cuepo-mente en la vida, verdad?). Lo más sintetizado posible.

¿Pero qué pasa cuando la tentación la tenés cara a cara? Eso que sabés que es tan atractivo, interesante, deseable. Porque claramente la tentación podríamos considerarla como algo referido al deseo, aquello que ante la falta se quiere, hasta se podría llegar a decir, se necesita.
 Está ahi, en frente tuyo, mirándote, sonriéndote, y diciéndote, hola acá estoy, yo sé lo que vos pensás. Si, es muy manipulador e ingenioso aquello. Ahh es tremendo.
¿Se puede manejar esa situación? Raramente si. O no.

Ahi te quiero ver, en esa situación. ¿Sabés qué, no? Ahora si la superás sos totalmente y exclusivamente Gardel y te aplauden todos. Pero en el fondo, tal vez, ahi dónde se esconde la desdicha y la incredulidad, vos hubieras querido hacer algo con aquella tentación. Y ahi empieza tal vez el malón de pensamientos, cagaste. Le entrás a dar sin parar a la cabeza, pensando y repensando las cosas, los por qué, los cómo y el qué. Te ponés de mal humor, tenés ganas de irte corriendo hacia eso e implorarle su atención.

PERO, gracias  Dios, tenés cerebro viste. Si, ese órgano espectacular que es una genialidad del ser humano. Comenzás en ese momento a repensar, pero en el para qué. Te das cuenta de que al fin y al cabo, no es más que una tentación, justamente. Te va a satisfacer momentáneamente y una vez finalizado el hecho te quedarás como un nene asombrado con un tinte de desilución, que al fin y al cabo sólo quería algo totalmente  contrario.

Y es asi como decis, quiero vivir cien años, pero no voy a tomar pastillas para no soñar, voy a soñar lo que realmente quiero soñar y lo voy a cumplir. Esos sueños que terminan siendo realidad.


Au revoir!

sábado, 27 de noviembre de 2010

Tratáme bien!

Las relaciones son complicadas, ¿quién dijo que son sencillas?. Y entre un hombre y una mujer lo son aún más.
Muchas veces pasa que cuando dos personas se conocen y no están buscando lo mismo, sufren y terminan esa relación.
Pueden haber malentendidos, como cuando una mujer pretende algo más que unos encuentros efímeros, o cuando un hombre no ve esa actitud fácil que quiere de una mujer, o viceversa. Es decir, muchos quieren algo serio y otros diversión y distención. Y ahi todo se complica, ¿no es cierto?.
Las mujeres en ese caso creen que ellos son sólo animales que buscan una hembra para complacerse y sentirse "hombres", alardiando todas sus "conquistas". Y los hombres creen que ellas son histéricas y zorras, que no saben apreciar lo que un verdadero macho puede hacer para complacerlas, o que son unas cualquiera.
Y al no estar buscando lo mismo, pueden haber distintas situaciones.
Imaginen que un hombre y una mujer se conocen y sólo quieren sexo, seguramente la van a pasar bien, ¿no?. ¿Por qué? Porque ambos buscan lo mismo. La mujer está dispuesta a dejarse llevar y el hombre también. Asique el terreno sentimental queda fuera.
Distinto sería si un hombre y una mujer se conocen, tienen sexo, pero a la mujer le interesa conocerlo más, y en cambio al hombre no. O viceversa.
Ambos no buscan lo mismo. Y dependiendo de cada caso cualquiera de los dos se sentirían usados, manipulados y engañados.
Pero creo que el trato acá es muy importante, y la forma en que cada uno de nosotros nos tratamos puede generar un problema o bien no.
Es decir, me parece que los hombres nos tienen que tratar como lo que verdaderamente somos, mujeres. Aquellas que tenemos una sencibilidad diferente, una forma de pensar mucho más metódica, intuitivas, con esa imagen virginal y aspecto tierno, y muchas otras características bien atribuidas. No como algo que los va a satisfacer, con cuerpos perfectos, mentalidad cero.
Pensar asi está muy mal.
Desde hace tiempo que las mujeres son desvalorizadas. Hoy en día, los medios de comunicación por ejemplo, las muestran como personas que se someten a gran parte de burlas, fáciles, con cuerpos perfectos que pasan por cirugías, y que sólo se interesan en belleza, en la casa, y en su vida de manera egoísta y trepadora.
De esta manera denigran a la verdadera imagen de la mujer y "venden" algo que no es.
Y volviendo al tema principal de que las relaciones son complicadas, tanto el hombre como la mujer deben tomar en cuenta que cada uno se necesita, sea por saciar sus necesidades o por encontrar el amor, siempre se necesitan. Y si alguna vez se sintieron usados o con el papel de estúpidos es porque esas personas no son las indicadas para su vida. Cada uno tiene que saber qué siente y qué está buscando de la otra persona. Y si no resultó como lo esperaban, no perderse en que "todos los hombres son iguales" o "todas las mujeres son iguales", porque ¿saben una cosa? No lo son. Ninguno es igual, no hay un prototipo, porque cada persona se relaciona y acciona diferente. Si les pasó siempre lo mismo no crean que les va a pasar otra vez.
Una vez me dijeron que las cosas que uno busca, las encuentra cuando menos las espera, y todo ese esfuerzo termina con una gran alegría.
Quién sabe, ¿no?

martes, 23 de noviembre de 2010

Espíritu infantil

Cuando a un hombre le gusta mucho una mujer suele comportarse de una manera muy particular.
Trata de llamarle la atención a toda costa y una vez hecho esto se encuentra totalmente desnudo.
Es decir, se muestra de una manera auténtica, espontánea, entusiasmado, inquieto, como un niño.
Trata de demostrarle todo lo que sabe hacer, le cuenta sus inquietudes, su vida, lo que tiene, le cuenta lo que le pasa, lo que siente, no saben disimular sus sentimientos. Son totalmente ingenuos y frágiles, como los niños.
Todos estos comportamientos se transforman en un conjuto de ternura que, dependiendo de la mujer si también le gusta, la transforma como la adulta que se enternece a tal niño de ojos brillosos llenos de estupefacción.
Esa adulta puede malcriarlo (hacer todo lo que al niño le guste hacer), educarlo (ponerle los límites cuando sean los momentos adecuados).
Me gustan mucho los hombres, y si hay algo que me encanta de ellos, es esto, su espíritu infantil. Ese espíritu que sin él nosotras no reaccionaríamos, sea de mala o buena manera.
Cada hombre es diferente, pero todos en cierta parte necesitan de una mujer que los cuide, ame, entienda y sea compañera. Que los mimemos y les pongamos a la vez límites, seamos como ese balance perfecto que sabemos hacerlo bien, porque ellos se dejan llevar mucho más que las mujeres.
Ellos necesitan de una mujer que los impacte con su belleza, pero también con su actitud, estar dispuestas a compartir y entender su manera de ver las cosas, respetando sus pensamientos pero hacerles saber nuestros ideales.
Compartir ambos de la misma manera el sentimiento de ser dos almas libres que al compás de la música del amor, bailan juntos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Red social

¿Qué hago viendo tu facebook, cuando podría verte la cara?

sábado, 9 de octubre de 2010

Ganas.

Qué ganas de verlo y de hacerlo mierda.
He dicho.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Sintoniza TU radio

No me interesa decir si estoy o no curtida en la vida, si tengo muchos problemas, si la manejo bien o mal todas las cosas que me suceden.

Pero hoy la verdad que lo asumí. Me dí cuenta que no digo ni demuestro las cosas que me duelen. Tal vez sí diga las cosas que me molestan, eso se los puedo asegurar, pero nunca demuestro las cosas que me duelen.

Me hago creer a mi misma que eso no me duele, que no me afecta, que para mi esas personas se pueden ir al carajo, pero la verdad es que no.
Soy una almendra, que nada me duele, nada me afecta. SOY DURA. Si, soy dura por fuera, pero por dentro los sentimientos se me revolucionan a más no poder.

Y me guardo todo, pero claro, levanto la mirada como si a mi eso no me doliera, no me importara.
¡ Las pelotas! ¡ Si me duele! Tanto que a veces me estanco en un montón de cosas.
¿Y después? ¿ qué pasa después ? Empiezo a maquinar, y no me doy cuenta por qué es, ¡ si a mi no me pasa nada! Pienso, pienso, pienso. Y solita voy, como dicen Las Pelotas.

Pasa, que justamente, me pasan cosas. Y muchas de ellas me duelen.
Nunca lo asumo, no me muestro vulnerable con nadie, porque sé que si lo hago puedo quebrarme en mil pedazos, como un cristal.

Hay muchas personas que no saben qué es lo que me duele, es más, no se enteran de nada, porque ¡claro! soy una almendra.
Y todo esto después cobra su precio. Y es una mierda ser así.

Pero hoy lo asumí.


A mi las cosas me importan, no me chupa todo tres carajos como a veces aparento, digo eso como mecanismo de defensa.
Por eso hoy sintonicé MI RADIO, sintonicé conmigo misma, y de a poco lo voy haciendo, de a poco eh.

Si sos como yo te digo que sintonices tu radio, y escuchala, porque no hay nada mejor que sintonizar con uno mismo y poder cantar todo eso que te pasa.





martes, 29 de diciembre de 2009

Cómo nos cuesta eh

La otra vez se me vino a la cabeza algo que había hablado con mi amiga Borboleta un día que vino a mi casa a tomar mates.
Como de costumbre, nos juntamos a tomar mates y hablar de la vida, ya sea en una casa o en un lugar verde, pero siempre reflexionamos juntas, filosofamos, hilvanamos ideas.
Ese día, hablando de varias cosas, dijo algo interesante : "qué loco ¿no?, el ser humano sabe cuáles son las cosas que lo hace feliz, y sin embargo, no las hace".
Es verdad, el ser humano no es boludo, para algo tiene un cerebro y capacidades, y sin embargo eso que lo hace feliz no lo toma como opción, ya sea por miedo, por el que dirán, pero siempre hace todo menos lo que lo hace feliz. Ojo, me refiero a aquellas cosas que sabés que las podés hacer y no las hacés.
Yo sé las cosas que me hacen feliz, y sin embargo no las hago, no las busco, no hago nada por ser feliz, porque me agarra a veces miedo, porque soy boluda, por lo que sea que fuere, pero no lo hago.
Parece una boludez, pero me hace feliz escribir así, y creo que tendría que empezar a hacer todo eso que me hace feliz.
Estoy harta de ser una inconstante de mierda, de tener ideas y no ponerlas en práctica.
Sé que hay algo en mí que está a punto de ser explotado. No soy boluda, sé que si me pongo las pilas todo eso que quiero lo puedo realizar, obtener, concretar.
Pero me dejo engañar, porque todo este tiempo estuve atrofiada, todas mis cualidades, mis pensamientos, mis ideas, mi imaginación, visión, aspiraciones, creatividad, todo eso y más están atrofiados.
Una vez alguien me dijo que la diferencia del ritmo que tienen los indígenas africanos y nosotros es que ellos no tienen el ritmo atrofiado, nosotros si. Están en contaste movimiento y baile desde que nacen, porque sus madres los estimulan, realizan sus actividades bailando y cantando todo el tiempo, viven en la pobreza, con muchisimos problemas y sin embargo no se olvidan de la alegría, la esperanza. Nosotros también tenemos ritmo, pero no lo demostramos.
Estamos tan preocupados por llegar al trabajo, a la facultad, a realizar nuestras tareas que nos olvidamos del ritmo, la música en nuestras vidas.




Aunque parezca mentira la música es importante en nuestras vidas, mas allá de que nos mueve el cuerpo, nos mueve también el espíritu, el alma, nuestro ser, el corazón.
Me di cuenta que sin música no puedo vivir, por eso siempre cuando estoy en mi casa prendo la radio si o si, o escucho algún cd o en la computadora. Y si no tengo música a mi alrededor canto (ya sé que soy malísima haciendolo), o tarareo alguna canción, o se me viene alguna a la mente. Pero duro muy poco sin música, siempre termino haciendo estas últimas cosas.
Soy libre, no estoy atada a nada ni a nadie.
Yo no quiero estar más atrofiada, quiero RITMO.
Y ¿ustedes?